Incursión femenina en Ingeniería Mecánica
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Sara Aída Rodríguez,
profesora de la Escuela de Ingeniería Mecánica.
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En 49 años de historia de la Escuela de Ingeniería Mecánica de la Universidad del Valle, tan sólo una mujer ha sido profesora nombrada.
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»Dino Ventolini Zuluaga
Cuando Sara Aída Rodríguez
Pulecio decidió estudiar ingeniería
mecánica no tenía claro en qué
consistía, sintió un poco de temor por
una disciplina de tradición masculina,
sin embargo, se atrevió a estudiarla en
la Universidad del Valle. Aunque su
interés estaba inclinado hacia las ciencias
exactas, como dice ella “me faltó valor
para estudiar matemática o física pura,
me parecían mucho más difíciles para el
mundo laboral”.
A los pocos semestres de estar cursando
ingeniería mecánica Sara Aida se enamoró;
se apasionó con el movimiento de los
sólidos, con las fuerzas que los provocan, se
sumergió en conceptos científicos, térmicos y de fluidos.
Su desempeño sobresaliente hizo que la invitaran a participar en un proyecto de
investigación de Colciencias, el Centro
de Investigación de la Caña de Azúcar en
Colombia y la Universidad del Valle. Aquel
proyecto, liderado por el profesor Adolfo
León Gómez, que buscaba mejorar el
funcionamiento de las máquinas para preparar
caña de azúcar, fue la práctica profesional para
el título de Ingeniera Mecánica.
Su trabajo de grado “Predicción de vida
remanente en ejes de masa superior
de molino de caña” surgió durante el
desarrollo de ese proyecto. Asesorada
por el profesor John Jairo Coronado,
Sara se interesó por la Tribología, ciencia
que estudia la fricción, el desgaste y
la lubricación de piezas metálicas, y
comenzó a ver la posibilidad de integrarse
a la Escuela de Ingeniería Mecánica de la
Universidad del Valle como la primera
profesora nombrada.
Inmediatamente terminó la carrera, se
vinculó a la multinacional Goodyear para
trabajar en el laboratorio de control de
calidad. Inquieta por continuar su carrera
investigativa, obtuvo una beca de maestría
en la Universidad de Sao Paulo- USP,
Brasil, que la alejó del país.
En Brasil, continuó trabajando la
caracterización de materiales con una
novedosa técnica llamada nanoindentación,
y se sumó al laboratorio de fenómenos de
superficie de la USP.
Cuando planteó su tesis de maestría, y dada su calidad, tuvo la oportunidad de
pasar directamente al doctorado en la
Universidad de Sao Paulo. Fue así que en
2008 ganó una beca para trabajar en el Grupo
Interdepartamental para la Colaboración
Científica Aplicada- GRICCA en España
con Jorge Alcalá Cabrelles, profesor de la
Universidad Politécnica de Cataluña.
Junto con Jorge Alcalá y el profesor
orientador de la USP Roberto Martins de
Souza desarrolló un algoritmo que permite,
por medio de una pequeña inserción de
un diamante en una superficie metálica,
monitorear la carga y el desplazamiento para
obtener las propiedades plásticas del metal.
La elaboración de ese algoritmo les posibilitó
ser invitados a presentar una ponencia en un
congreso internacional de nanoindentación
en Italia, otra en Estados Unidos y una en
Corea como invitados especiales. También
les permitió publicar ocho artículos en
revistas científicas especializadas.
Luego de culminar el doctorado y de
presentar un trabajo de grado reconocido
como trabajo de excelente calidad, Sara
Rodríguez regresó a Colombia y logró romper la larga historia de una escuela
de ingeniería mecánica instruida por
hombres. Con la motivación de volver a
trabajar directamente con los grupos de
investigación de la Universidad del Valle a
los que nunca dejó de pertenecer, y a pesar
de recibir ofertas laborales de laboratorios
y empresas en España, Portugal y Brasil,
decidió volver a Cali a postularse para
ser profesora nombrada de la Escuela de
Ingeniería Mecánica de la Universidad.
Regresó a Colombia para estar cerca de sus
padres y tener oportunidad de continuar
proyectos pendientes con la Universidad
donde se formó. “Yo nunca perdí el vínculo
con la Universidad, siempre pertenecí
al Grupo de Investigación en Fatiga y
Supercies. Univalle tiene lo necesario
para ser el lugar donde quiero trabajar,
tiene mucho potencial, sobre todo en los
temas que más me interesan y en los que
me he especializado”.
La presencia de mujeres en algunos
programas de estudio ha sido muy escasa,
sobre todo en éste. Al respecto Sara
asegura: “Yo creo que eso va cambiar en el
futuro en la medida en que los estudiantes
se enteren mejor de qué es realmente la
ingeniería mecánica antes de ingresar.
Creo que es cuestión de desconocimiento.
Esta disciplina siempre se ha asociado
con carros, mantenimiento, fábricas, y en
realidad es una disciplina muy amplia en la
que las mujeres pueden trabajar muy bien
y sentirse muy cómodas”.